Aislados entre pandemia, viven niños un día anormal
2 minutos de lecturaEnrique Zamora Díaz/Entorno Noticias
Huatusco.- El aire fresco sopla lentamente y mueve las ramas de los frondosos árboles de la alameda Agustín Chicuéllar. Las cintas amarillas que impiden el acceso a los juegos infantiles predominan en el lugar. El colorido de éstos sigue latente, pero parecen opacarse. Algo les hace falta.
Los columpios, las resbaladillas, los toboganes están vacíos. No se oyes risas, ni gritos de emoción de pequeños. Sólo el hermoso canto de las aves, revive un poco la alegría de la alameda.
El lugar está vacío. Únicamente algunas personas que atraviesan el sitio para cortar distancia y llegar a su destino, así como algunos vendedores ambulantes que se rehúsan a quedarse en casa, pues necesitan llevar dinero a sus hogares pasan por la alameda.
“Mamá cuándo podremos jugar otra vez en los juegos”, cuestiona un niño a su madre, mientras pasan caminado rápidamente por un pasillo del lugar. “No sé, cuando pase lo del coronavirus”, contesta la madre presurosa.
Y es que la mayoría de los pequeños están resguardados en casa. Viendo televisión, haciendo tareas o trabajos por docena, en algunos casos obsoletos, que han dejado sus maestros para no perder el ciclo escolar, por instrucciones de las autoridades educativas.
Los niños están «encerrados». La pandemia originada por el Covid-19 los mantiene aislados. Hoy deberían estar en sus festivales en escuelas, jugando en los parques o disfrutando de un viaje en familia, pero no es así.
Es medio día y todo se percibe aburrido. El aire sopla con más fuerza, pero nada cambia. La alameda Chicuéllar los necesita. Todo está en silencio. Hoy fue un Día del Niño anormal.