Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO.
DÍA DE LA MADRE: LOS MARIACHIS CALLARON.
El clima que nos cobija, experimenta sus clásicas funciones de cambio que se suceden de una manera gradual y consistente; por las estrechas veredas que se abren entre los surcos alineados de cafetales, el aroma de la floración impacta los sentidos más sensibles del caminante que vigila su entorno. La naturaleza toma un descanso en esta estación del año que, resiente el calor y a veces el frio acompañado de la lluvia, una combinación heredada por la costumbre y que los hombres la hacen ley.
Una ciudad que luce los efectos de una restricción del tráfico vehicular y humano que, como una ola se desplegaba por calles y avenidas. Se impone el cubre bocas, una modalidad incomoda, pero necesaria. Los pocos comercios abiertos al público, cuentan con una persona que antes de pasar al interior, ofrece unas gotas de gel en las manos del cliente. Contados son los que se resisten, la mayoría está consciente de la gravedad del problema.
Este 10 de mayo estará marcado por las limitaciones a que están sometidos los almacenes de artículos variados para halagar a la Madre. El comercio está paralizado en el sentido de que por esta fecha se diseñaban los regalos más atractivos y de buen gusto para esa persona que ocupa un espacio especial dentro de la familia y en la sociedad. También los restaurantes de la región, se mantienen alerta y solo surten sus platillos por pedido, que hacen llegar hasta la puerta del domicilio.
Sin embargo, la generosidad y el agradecimiento a la que nos amó antes de conocernos, es un elemento altamente contagioso dentro de la comunidad. Se distribuye como un líquido silencioso por las venas tocando el fondo de los laberintos de la vida, ejerciendo una influencia impenetrable de difícil interpretación llenando los espacios con un perfume suave de desconocida consistencia.
Esta mujer es la que representa la inmensidad del amor desinteresado que rebasa magnitudes ejemplares. Y por esa razón, no debemos olvidar el compromiso con ella. Las voces más humildes se despiertan para escribir una poesía, una canción o un pensamiento de amor y de dicha: Hago lo propio de mi parte.
A MI MADRE AUSENTE.
En el limbo de tu ausencia
desde aquella tarde nebulosa
la habitación silenciosa
añorando tu presencia.
**
El recuerdo es algo innato
en cada rezo hay un perdón
que resuene la oración
sin desaire y con recato.
**
El sueño se torna eterno
se inicia nueva jornada
el alma esta emocionada
al lado del ser Supremo.
**
De tus manos Madre mía
recibo tu don divino
seguro que mi destino
colmado está de alegría.
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El lugar que hoy ocupas
es un agradecimiento
y mi corazón latiendo
hasta donde tú lo escuchas.