Desde Huatusco
2 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO.
MIEDO A LO DESCONOCIDO.
Frente a una tumba abierta medito sin secretos que inspire mi ignorancia. Ahí repaso las horas que me acompañaron durante muchas anécdotas que me sucedieron y recapacito que, estamos de paso por esta tierra redonda como nos dicen. La muerte nunca busca afanosamente a sus pacientes; tiene la serenidad para esperar el momento justo sin precipitaciones, nunca se adelanta ni se atrasa, es la única que se presenta a la hora exacta.
Nadie sabe donde está, por eso tenemos la seguridad de no encontrarse a la vista, pero si en todas partes. Tampoco se esconde, procura estar atenta a los movimientos de la humanidad, lo mismo visita a un niño que a un anciano y decimos que se los lleva a donde los embriaga con su elixir eterno. No distingue rangos, razas o credos porque es una exacta medidora del hombre, conoce el miedo que nos causa y procura llegar en silencio.
LA SANA DISTANCIA.
La distancia me doblega
el aliento de tu boca me fascina
implorando el fin de la tregua
en armonía con la fe divina.
Si de ti me piden alejarme un día
lo haré porque así conviene
la gloria es para el que porfía
una corona rodeará sus cienes.
Hoy mis besos reposan en calma
sufriendo la ausencia con devoción
muere el deseo nunca el alma
del que te ama con devoción.
Vemos las aves volando venturosas
Jamás se rinden a los rayos del sol
Así como son las rosas
que con su aroma bañan el corazón.