Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO
EL GRAN SEÑORÍO
Las grandes coincidencias no están ocultas, se observan en el espléndido mundo que la naturaleza expone a la vista de la humanidad.
Después de una tarde lluviosa, se abrió un cielo de color azul intenso, siendo una maravillosa oportunidad para tener frente a los ojos una fiesta de cristales transparentes como si el ocaso del sol advirtiera el palpitar del cielo inmenso y misterioso.
No me faltaron las ganas de llorar, como tampoco las de reír por tan conmovedor espectáculo. La nostalgia es un rasgo que nos invade en aquellos momentos en que la mente capta escenas de un pasado donde la primavera nos atrapaba con sedoso encanto, ahí la gloria es una especie de ave pasajera que con su fina arrogancia nos marca para siempre.
Si preguntan donde nací, yo contestaria con voz altiva, soy de pueblo, casi de rancho, allá donde los bosques protegen el sagrado manto de los arroyos y ríos que alimentan una ancha franja de tierra arbolada con distintas especies de flora y fauna.
Ahí las aves y animales silvestres respetan su territorio. Unos cantan otros gritan, nadie sabe si están contentos o temerosos. Si la marcha sigue su curso y seguimos como vamos, dentro de cien años diremos que todo fue invento de la mente de nuestros antepasados.
Esa luna que despierta el profundo romanticismo de los jóvenes, solo aparecerá en los cuadros o en las grabaciones que hoy se hacen por millares.
El sol las estrellas y los mares que inspira a poetas y enamorados, serán silenciosos testigos de una etapa enterrada en la profundidad del olvido.
Es innegable que en este siglo XXI la construcción de viviendas crece en un porcentaje considerable. La población se extiende hacía el poniente, lo que antes eran fincas, hoy son unidades habitacionales. No hay tregua, nos multiplicamos con rapidez por nacimientos y emigrantes de otras comunidades que eligen a esta ciudad para residir.
Atraídos por el crecimiento comercial, las oportunidades escolares y los servicios como agua, luz, telefonía y vías de comunicación. La economía local ya no depende totalmente de la producción cafetalera, se suma el comercio que emplea a muchos jóvenes, la burocracia incrustada en centros educativos e instituciones federales, estatales y municipales.
Pero la principal fuente de ingresos para muchas familias son las remesas que envían los trabajadores de distintos centros de la República Mexicana y el extranjero.
Le estamos ganando espacios a los bosques, a eso se debe que, en los cerros del Chiquihuite, Colorado, Acatepec, Ocelotepec y Tecolotes, ya no se vean fácilmente los toches, tuzas, tejones, temazates, puerco espín, conejos, mapaches, gato montés aves y serpientes. Todo indica que son especies en extinción y no hay forma de recuperarlos.