Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO
LO AMARGO DEL CAFÉ
Durante una gira por el País, Matías Romero Avendaño quien fuera Secretario de Hacienda y Crédito Público, en el Gobierno de don Porfirio Díaz.
A finales del siglo XIX visitó San Martín Tlacotepec y se interesó por el método rudimentario de producir el café. La mayoría de los cultivadores eran indígenas que se distinguía por ocupar el primer lugar para cosechar el aromático.
Así mismo, en sus escritos, los puso como ejemplo ya que con la comercialización obtenían mayores ingresos. Para una parte importante de la población urbana y rural, el café se convirtió en el “grano de oro” y con esa visión se incorporó a la economía regional, desplazando el tabaco, la caña de azúcar y la ganadería.
Pequeños y grandes propietarios de tierra se agregaron a esta modalidad; con visión emprendedora, importaron nueva tecnología y se consideraron como los consentidos del régimen porfirista.
Este fue uno de los periodos más próspero para Huatusco, se incrementó el desarrollo comercial y cultural ya que, quienes se han preocupado por investigarlo, le dan la razón a esta observación.
Del vecino País, EEUU, las empresas dedicadas a la comercialización del café, comentaban que “era de buena clase…si tienen partidas similares, por favor envíenosla…”
Mención especial merecen las mujeres que se integraron al proceso de industrialización de la rubiácea desde su especialidad como “desmanchadoras”. Los propietarios de los Beneficios contrataban mano de obra femenina, por ser eficiente y cuidadosa.
Don Rubén Nieva, don José San Filippo, don Dagoberto Guillaumín, José G. de Vega y José Fernández, eran estrictos para controlar la calidad de sus exportaciones.
Por esos motivos, el ejército de mujeres expertas para separar el café limpio, del caracolillo, del macho y la mancha. Requería mucha paciencia y cuidado para que no se confundieran las clases.
Se contabilizaron hasta mil agremiadas al Sindicato de la Central Regional de Obreros y Campesinos, que en cada momento demostraban unidad, caracterizada por la disciplina que dictaban los estatutos.
El primero de mayo y el 20 de noviembre desfilaban por calles y avenidas, dando muestra de patriotismo. La primera advertencia de despido les llegó cuando fueron substituidas las máquinas de pedal por las de banda eléctrica.
Recortaron personal de base y eventuales, mismos que aceptaron una liquidación de cuatro y dos mil pesos respectivamente. A las que lograron quedarse se les aplicó un examen de aptitudes para el manejo del nuevo equipo.
En el año de mil novecientos sesenta y tres, se terminaron las actividades de una organización reconocidas como las “Desmanchadoras”.
Se introdujo un instrumento moderno llamado “El Ojo Mágico”, que vino a reemplazar a las obreras, ya no había necesidad de contratar personal, por lo que quedó sin empleo una parte importante de la población femenina huatusqueña. Es parte de la historia que debemos conocer.