14/05/2024

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ROBERTO GARCÍA JUSTO. 

POESÍA DECEMBRINA. 

La poesía es la respuesta exacta de la belleza estética a través de la palabra, es una forma perfecta de expresar los sentimientos que sacuden el alma. Permitiéndonos que la pluma se desplace suavemente para que el pensamiento se convierta en oración. Y que al leerla se transmita en su esencia, a quien pose sus ojos sobre ella. Dejando una huella que no se borrará porque queda impresa con letras grabadas con cincel, que transforma la historia en dulces recuerdos. Para alimentar el alma de promesas y angustias, dejando en el corazón un poema enriquecido por el amor.   

Cada vez que hablamos de poesía, la mente se traslada hacía la figura de una mujer. Aquella que dejo para este pueblo, una joya poética a la que llamó: “Del Solar Huatusqueño”, como un recuerdo o como un reconocimiento, dejamos que la inteligencia de la profesora Enriqueta Sehara de Rueda, nos guie por la ruta exacta: 

LAS POSADAS DE ANTAÑO. 

Se oían dulces villancicos, 

Risa en la chiquillería 

Y en los ruidosos panderos 

¡alegría … alegría ¡  

El ángel, José y la virgen 

En andas engalanada, 

Se acercaban a una casa 

Pidiendo humilde posada. 

Se templaban las guitarras 

Y se prendían los faroles 

Que vistosos adornaban  

Los patios y corredores. 

Llegaban los invitados 

A cantar la letanía 

Y con velas de colores 

La procesión emprendía. 

En nombre del cielo claman 

Un lugar los peregrinos, 

Porque llegaban cansados 

De recorrer los caminos. 

 Y llamaban a una puerta 

Que permanecía cerrada, 

Los moradores no abrían 

Les negaban la posada. 

Los tres pobres caminantes 

Que de Nazaret venían, 

Tristemente resignados 

el desaire recibían. 

Más la jornada era dura 

Y la noche estaba fría, 

Por eso insistían llamando 

El ángel, José y María. 

Pero al fin de tanto ruego 

Ya sin temor y sin celo 

Al asilo aquel entraba 

La augusta Reina del cielo. 

Se instalaba a los viajeros 

Se hacían algunos rituales 

Ante un altar que ostentaba 

Candeleros cual ciriales. 

Después seguía la piñata 

Y aquellos juegos de estrado 

Que fueron esparcimiento 

De nuestros tiempos pasados. 

Había alcatraces, cajitas 

Con cacahuates, piñones, 

Tejocotes, avellanas 

Y nueces y canelones. 

Juguetes de porcelana, 

Canastitas de cartón 

Que también estaban llenas 

De exquisita colación. 

Escuchaban canciones 

Se decían adivinanzas 

Y entre una y otra mirada 

Se forjaban esperanzas. 

Con gusto se congregaban  

Las nueve noches del mes 

En tertulia muy casera 

Que terminaba a las diez. 

Así fueron las posadas 

Que hoy parecerán un cuento 

Como quisiera vivirlas, 

Vivirlas solo un momento. 

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