COLUMNA/ Desde Huatusco – Ese es Huatusco
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ROBERTO GARCÍA JUSTO
ESE ES HUATUSCO
Ubicado en el centro de la región de las altas montañas, rodeado de terrenos quebradizos, con un suelo colmado de vegetación que incluye casi toda la familia de la flora y la fauna del reino natural. Bañado de arroyos y riachuelos que cruzan la región, de paso hacia el mar. Donde las enormes fallas geológicas dejaron al descubierto maravillosas barrancas que adornan con sus hondonadas, el prodigio de ser inamovibles. Porque no faltan lugares de intransitable penetración, por sus empinadas cumbres y caudalosas aguas.
Es en ese punto de clima templado, que transforma su alrededor como un sitio encantador. Donde el calor sofocante de la tierra caliente con quien colindamos, o el frío galopante del Pico de Orizaba, generan espacios para conservar su ambiente de acuerdo a la estación. La época de lluvia y la neblina son los tiempos que se adueñan de la región. Fortificado sobre una franja calcárea semejante a un espinazo donde se afianzan las casas, edificios y templos. En cuya sombra los pobladores fundaron el Teocalli para venerar a sus dioses.
Ahí precisamente se producen copados árboles que extienden sus enormes penachos de hojas verdes, cargados de musgos y helechos que los cubren como un manto milagroso. Y los bosques de encinos con sus troncos cruzados por serpenteantes lianas, compañeros de los centenarios escarabajos. Es precisamente en ese lugar donde los nahuatlacas dejaron sus raíces para ser redescubiertas, supuestamente por los Teochichimecas. (Aguirre Beltrán)
Si preguntan por su nombre, con gusto les diré que se llama Huatusco de Chicuellar. De poética denominación, por haber sido testigo de incontables hazañas que datan desde antes de la conquista de México por España. Hasta nuestros días, sin dejar de mencionar la lucha por la independencia, la revolución mexicana, la guerra de los cristeros, además de la invasión norteamericana y francesa. Las que están inscritas en la historia de los acontecimientos más destacados de nuestro País.
No debemos ignorar que la base de la construcción de esta población se debe a la fertilidad de sus tierras, que son apropiados para el cultivo de maíz, en torno al que se generó una cultura. También sembraron frijol, picante, tabaco e innumerables vegetales comestibles. La caza de animales para consumo, estaba en la dieta, lo mismo que la pesca, que complementaba la alimentación de la familia de aquella época. La comunidad, así como su gobierno, no ejercía la guerra contra sus vecinos, la convivencia pacífica resaltaba en su entorno.
Se pude deducir que el aislamiento a que estuvo sometido durante muchos años se debió a dos factores importantes. Lo primero que observamos es la falta de una domesticada recua de animales de trabajo que apoyaran en el trabajo agrícola, como son la yunta para el arado. Eso es elemental, permite que la producción en el campo, pase de ser de autoconsumo y trasladarse hacia el mercado. Lo que crea una exigencia que obliga a la tecnificación de los medios de producción.
Otro elemento se debe a que la región se distingue por no tener minas de oro, plata, cualquiera otro mineral o piedra valiosa. Esto lo advirtió Gonzalo de Sandoval, por lo que, su desilusión fue mayúscula y renunció a la obligación de darle impulso al Señorío, se dedicó a implantar la encomienda. De modo que se permitió el reparto de la tierra incluido los indígenas. Se dice que la cría de totoles (guajolote) no era abundante, solo tenían acceso las personas más importantes de la población.
Gente de la zona, de manera particular, han descubierto vestigios en monumentos y centros religiosos, así como un importante número de obras de arte y pinturas rupestres en conocidas cuevas, e ídolos de piedra, barro y jade. De 1327 hasta 1457, se vivió un estado independiente y libre que el emperador Moctezuma Ihuilcamina sometió a su imperio respetando sus costumbres y modo de producción.
