De la redacción
La ganadora de la paz de 2025 María Corina Machado llegó a salvo a Oslo, Noruega en la madrugada del 11 de diciembre.
Fue la primera vez en dos años que pudo abrazar a su hija Ana (retratada en la primera imagen) y al resto de su familia. Ella fue recibida por una multitud emocionada y emocional.
María Corina Machado ha recibido el Premio Nobel de la Paz 2025 “por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos para el pueblo de Venezuela y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia. ”
UNA FUGA “CINEMATOGRÁFICA”
La fuga cinematográfica de María Corina Machado de Venezuela se ha convertido en el episodio político más explosivo del año, revelando al mundo un régimen dispuesto a hacer cualquier cosa para evitar que el líder de la oposición ejerza su voz. Perseguida, espiada y prohibida elegirse a sí misma, la ganadora del Premio Nobel de la Paz pasó meses escondida hasta que una operación altamente furtiva – digna de las mejores películas de espionaje – finalmente la sacó del país.
Disfrazada, con peluca y documentos falsos, Corina salió de Caracas en absoluto silencio operativo, siguiendo rutas secundarias hacia la costa. Con cada kilómetro recorrido, existía el riesgo real de ser capturado por las fuerzas del régimen. Fuentes internacionales describen que la operación implicó una coordinación sofisticada, apoyo externo y vigilancia constante de posibles intercepciones. Después de un cuidadoso viaje por tierra, llegó a un pueblo de pescadores donde una embarcación subterránea la esperaba para cruzar a Curazao, un lugar seguro y fuera del alcance directo del gobierno venezolano.
La parte más arriesgada, sin embargo, sucedió en el mar – y en el aire. De acuerdo con la información que circula entre analistas militares y diplomáticos, los combatientes estadounidenses pueden haber realizado una cobertura aérea discreta durante el viaje de Corina. Según estas fuentes, la presencia de aviones militares estadounidenses en la región del Caribe, especialmente en rutas cercanas a la frontera marítima venezolana, habría servido como escudo silencioso para evitar cualquier intento de intercepción por parte de las Fuerzas Armadas de Maduro. Aunque no hay confirmación oficial, como es típico en operaciones de inteligencia de esta naturaleza, los informes apuntan a que esta cobertura aérea fue crucial para asegurar que el buque llegara a la isla del Caribe sin incidentes.
La posibilidad de que los cazadores estadounidenses estén involucrados refuerza el nivel de tensión y la dimensión geopolítica de la fuga. Para muchos expertos, ninguna operación de esta magnitud tendría éxito sin el apoyo de un actor internacional con una capacidad militar significativa. Esto explicaría la confianza demostrada por el equipo que coordina la retirada y el silencio absoluto mantenido durante todo el curso.
Aterrizando en Curazao, Corina abordó un vuelo a Europa. A pesar del retraso que le impidió asistir a la ceremonia del Nobel, la imagen de su llegada segura se convirtió en un símbolo de resistencia global. Su hija recibió el premio en su lugar, pero todo el mundo observó el desarrollo de la operación, que hasta entonces parecía imposible.
El impacto político de la fuga es monumental. Confirma que Venezuela está experimentando un grado tan profundo de represión que incluso un Premio Nobel necesita abandonar el país clandestinamente, arriesgando su vida y posiblemente bajo protección aérea de otra potencia. La narrativa refuerza a Corina como un icono internacional de coraje y expone a Maduro como el líder de un régimen cada vez más aislado, violento y temeroso del poder simbólico de la oposición.
La fuga no es sólo un hito en la historia reciente de Venezuela. Es un divisor. Un dramático recordatorio de que cuando la dictadura intenta silenciar la esperanza, la propia esperanza encuentra formas extraordinarias de sobrevivir, incluso si requiere recorrer el Caribe bajo la sombra de los cazadores norteamericanos.

