Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO.
SE HIZO JUSTICIA.
En el seno de las familias que integraban la sociedad huatusqueña, había un individuo muy conocido por su actividad dedicada al comercio ambulante. Se desplazaba principalmente por rancherías y comunidades de la región cafetalera. Su manera de vestir lo distinguían del resto de los jóvenes de su edad, pantalón bien planchado, sujetado con tirantes y cinturón ancho de hebilla con grabaciones de animales, camisa de manga larga arremangada hasta el antebrazo. Usaba sombrero de ala ancha con vistoso listón.
Sin estudios que lo identificara como letrado, se había desarrollado con los recursos obtenidos por el trabajo de sus padres. En unión con sus hermanos fue educado para ser muy responsable de sus obligaciones, ya que, mientras Manuel el mayor, había progresado en el arte de la dulcería. Pequeño negocio que lo impulsó para crear un modesto capital. Nicasio aprendió la repostería y juntos levantaron una empresa de buen prestigio.
“El Millonario” se dio a conocer por todo el pueblo con ese mote, tenía mucha facilidad de palabra para convencer a los clientes y venderles su mercancía. En un cajón de madera, acomodaba, peines, hilos, agujas, encajes, listones y una variedad de baratijas adecuadas para las señoras. Lo sobresaliente de este personaje era su frescura para presumir de su inmensa riqueza, los que no lo conocían creían en sus mentiras que iban acompañadas de los largos viajes realizados por distintos lugares.
Desgraciadamente la inseguridad se había apoderado de la zona en que vivimos, una banda de asaltantes y violadores mantenían alarmados a los ciudadanos. Varios jefes de familia fueron ultimados para despojarlos de sus bienes. Las amenazas las recibían aquellos que se sabía contaban con recursos económicos, a través de escritos anónimo pedían cantidades de dinero, de no hacerlo “se atienen a las consecuencias”.
Las autoridades municipales se vieron rebasadas por la violencia debido al poco presupuesto que manejaban para integrar un cuerpo policiaco que afrontara el problema y no quedaran sin castigo los malhechores. En el año de 1943, en el camino que conduce a Xalapa, fue emboscado y acribillado “El Millonario”. Su muerte se comentó por todo el ex cantón, también se decía que lo confundieron con un acaudalado del que iban a obtener un gran botín.
Se realizaron los funerales del siempre recordado vendedor de ilusiones, tal vez hasta eso hizo creer a los ladrones, ya que era muy poco el efectivo que traía, comparado con el rollo de billetes de lotería caducados e infinidad de viejos y desgastados boletos de ferrocarril que mostraba para que le creyeran sus aventuras por el mundo creado en su imaginación. Hasta la fecha nadie ha superado sus hazañas de astucia y fácil lenguaje.
El 16 de julio de 1945, ya se encontraba en funciones el afamado comandante don Patricio Moreno, del que se cuentan muchas hazañas, tenía un carácter especial para combatir a los infractores de la paz en Huatusco. Mismo que fue informado por fuentes anónimas del sitio donde se reunía el grupo de facinerosos.
Con seis de sus gendarmes salió rumbo al lugar ubicado a un kilómetro de esta cabera municipal, mejor conocido como “Lagunilla”. Se registró una nutrida balacera en donde los forajidos fueron sorprendidos y derrotados, dándole muerte a su cabecilla.
Para transportar los cuerpos se improvisaron unos palos, amarrados de manos y pies, como venados los pasearon por las avenidas y calles para que sirviera de escarmiento de lo que puede suceder a los que actúan fuera de la ley.