Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO
EL CARTERO: ¿QUE ME TRAERÁ?
Sigue siendo el correo una forma de relación importante para los pueblos de todo el mundo. La historia de este medio en nuestro país, se remota a la época en la que el imperio Azteca como instrumento de control territorial, había establecido una red de informantes segura y efectiva.
El emperador enviaba a sus mensajeros, llamados “painani” a recorrer distintos lugares para comunicar las disposiciones que habrían de acatar las comunidades bajo su dominio.
El Tepochcalli se encargaba de escoger a los guerreros más fuertes e inteligentes para prepararlos físicamente y aguantar a recorrer hasta seiscientos kilómetros por día.
Grababan en su mente el mensaje y lo vertían de voz al hueytlatoani y como medida precautoria quedaban retenidos hasta comprobar la veracidad del contenido. Si era falsa se les castigaba con la muerte, si se confirmaba su veracidad eran puestos en libertad con la promesa de ser ascendidos en la escala militar.
Los mexicas fueron los que mantenían un sistema de difusión permanente, amplio y disciplinado. Los escogidos para esta misión mantenían una relación de respeto a las costumbres de toda la población, los actos indebidos eran sancionados con severidad.
A ellos se atribuye el avistamiento del primer acercamiento de los españoles a las playas de la Santa Veracruz, los detalles del desembarco se conocían en la Gran Tenochtitlán antes que iniciara la conquista.
Ya como Servicio Postal Mexicano y ahora Correos de México, se implantó en toda la región del ex cantón huatusqueño. Llegando a ser uno de los pilares de enlace entre las familias que por distintas razones viven separadas. Nunca ha tenido oficinas propias, siempre ha rentado local para su funcionamiento.
Como el de la calle nueve entre avenidas dos y cuatro, ocupando otros domicilios más en el centro de la ciudad.Cuando no existía la carretera, a caballo se transportaban las valijas que, eran unas bolsas de lona, pintadas con rallas roja, blanca y verde.
Todos los días salía el conductor de correspondencia hacia Coscomatepec, lugar donde se encontraba la estación del ferrocarril el “huatusquito”. Cargaba las bestias con la valiosa mercancía para seleccionarla y distribuirla en el pueblo y sus agencias de Colonia Manuel González, Totutla y Tlacotepec de Mejía.
El equipo siempre contó con buenos empleados, entre los que podemos mencionar a Margarito Enríquez Mejía, Lorenzo Hernández, Rafael González Colorado, Miguel Espejo, Ciro Sánchez Montiel, Jesús Jácome Suarez y Arturo Villanueva. Son algunos nombres que recabamos entre la gente que los recuerda con respeto, por desafiar con titánico empeño, el clima y sus aliados.
Además, para nuestro conocimiento dicen que: “El que no ha sido mordido por un perro, no es buen cartero”. Así como se reciben buenas noticias, también pueden notificarse otras. Como un ejemplo está la historia de una señorita que cuando veía la presencia del cartero se ponía muy contenta. apretujaba la carta con el pecho y daba las gracias con mucha cortesía. Luego supo que la jovencita tenía un novio que se fue a estudiar a la capital del Estado, o sea Xalapa. De donde le escribía cada semana y ella le contestaba con la pasión de una mujer enamorada.”
Dicen que, con el internet y sus redes sociales, se utilizará menos o desaparecerá este gran obsequio de la naturaleza humana.
Es una de las razones para que hagamos lo posible por regresar a las manifestaciones de antaño y escribir esas bonitas misivas impregnadas de júbilo, que nos dan el placer de leerlas las veces que queramos, formando en nuestro interior un mundo fecundo de ilusiones. Porque, como dice un proverbio: “Hablen cartas, callen barbas”.