Desde Huatusco
2 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO
CHARLAS DE MERCADO
Amaneció, ya se siente un bochornillo que invita a ponerse ropa sencilla, tomar un trago de agua y soportar esta cuarentena de varios días.
Las amas de casa se preocupan por mantener los alimentos frescos, refrigerados para que no se descompongan, procurando que las moscas no los contaminen y se conviertan en centro de enfermedades gastrointestinales.
En esta época abundan los insectos nocivos ya que se reproducen por millares Es común ver como los humanos compran y venden distintos objeatos todos los días, es una práctica que se da en todos los lugares de la tierra donde existen hombres dispuestos al intercambio.
Desde tiempos muy remotos, han convertido las calles en comercios ya que, por donde quiera se observa esta actividad, abundan los changarros, en cada barrio, colonia o congregación, por lo menos encontramos un expendio de diversa índole.
En la cultura mesoamericana era indispensable contar con un centro en donde se reunían ciudadanos venidos de otras tierras.
Además de nutrirse con la permuta de especies de otras zonas, con el fin de complementar el abastecimiento. Ahí se escuchaban distintos dialectos con dominio de creencias que no necesariamente eran las mismas.
Pero se afianzaba la identidad de la raza, además de nutrirse con otros sistemas ajenos al propio.
En un día de plaza, en el Huatusco de antaño, lo sorprendente era el momento dedicado al regateo, una especie de interlocución, no por obtener la consabida rebaja del precio. Sino de prolongar las horas de plática con el propósito de escuchar comentarios y opiniones que sirvieran para transmitirlas, haciéndolas del conocimiento de la familia o los vecinos.
Las grandes metrópolis tienen una manera de darse a conocer en el mundo, por ejemplo, son sus rasgos naturales, monumentos, museos, teatros o lugares de recreación.
Pero, se dice mucho más de un pueblo por sus plazas, ya que ahí se disfruta la intimidad de los gustos por la manera que se come, acompañado de la bebida y la ropa con que se visten. Que hoy en día es la panacea del huatusqueño.
Cuando los españoles llegaron a esta región, (1521) lo primero que observaron fue la organización social, económica y política. Sometieron a los naturales al imponerles otra religión, otras costumbres y otra lengua, la destrucción del Señorío fue inevitable.
Sin embargo, para ellos, la actividad comercial fue de vital importancia y la organizaron de acuerdo a sus proyectos. Surgiendo la época dorada de los talleres artesanales.