Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO.
EL AMOR ETERNO DE LUCIANA Y NICASIO.
Para el visitante que por vez primera recorre esta región, es preciso que conforme se interne en la amplia franja situada entre barrancas y curvas, donde el clima cambia y la vegetación se extiende por los cerros que combina con la transparencia del aire. Descubra su mente a la realidad para distinguir a la distancia la sierra madre oriental que despliega un caudal de pasiones que se extienden por un dilecto paisaje, invitando a desempolvar la agenda para describir las expresiones naturales más impactantes.
El terreno que se eleva coordinadamente desde los médanos hasta una altura considerable, es conocido por los habitantes como tierra caliente, que comprende desde el Puerto de Veracruz hasta los límites que forma una cordillera poblada de encinos. No hay confusión en virtud de que es la superficie adecuada para la producción de café, caña de azúcar, bambú y árboles de grandes dimensiones.
Terminando esta división innata, empieza la parte templada y luego nos trepamos a la tierra fría que llega hasta las faldas del volcán pico de Orizaba. Toda esta amalgama son el resultado de erupciones volcánicas que crearon desigualdad en el suelo. Es natural observar las grandes porciones de montes que desaparecen de la vista debido a los abismos que asemejan tragárselos para más adelante surgir de tal manera que salen a la luz amontonados unos sobre otros.
En esta temporada de inolvidable primavera, soplan vientos tibios del oriente, la neblina que antes cubría el territorio en esta época, ha dejado de ser frecuente. Sin embargo, todavía nos abraza en tardes de lluvia torrencial y resulta un espectáculo especial que dura hasta el mes de agosto. Es común que la humedad invada grandes espacios, amanece y de las ramas escurren por sus hojas gotas de rocío, invitando a llenarse de oxígeno, materia indispensable para el organismo.
Según el censo de 1909, en el Municipio de Huatusco había 35 500 habitantes, 5 400 en la ciudad. Este año nos dice el Sistema de Información Municipal que, somos 60 850 de los que, 31 305 vivimos en la cabecera. Su gente es muy amable, como lo expresó hace 500 años don Hernán Cortés durante su corta estancia, el amor de los indígenas por las flores es increíble. Actualmente podemos confirmarlo, ya que se siembran orquídeas de distintos colores y formas, anturio rojo, rosa y verde, jazmín, margarita, tulipanes, rosas, bromelias y cartucho.
Cuentan los que saben hacerlo que, allá por aquellos tiempos, vivía un artesano joven, de mediana estatura, su piel morena, sus rasgos autóctonos denotaban el tipo de raza a la que pertenecía. Se dedicaba a fabricar en su pequeño taller dulces, una variedad extensa y de recalcitrante sabor. Su especialidad era los higos cristalizados, las cocadas, las calabazas, biznagas y muéganos. Muy demandados por personas de todas las edades.
El carácter dicharachero y amigable de Nicasio impresionó a una señorita que admiraban en el barrio por bonita y buenos sentimientos. Platicaban como buenos amigos sin imaginar que había nacido entre ellos una atracción que los llevaría a formar una relación amorosa. Muy comentado estuvo el noviazgo en virtud de la diferencia notable en lo físico. Esto consistía en las facciones delicadas de la novia que contrastaban con los rasgos rústicos del novio. A pesar de las críticas hirientes que se generaron por esa diversidad, pusieron oídos sordos y consumaron la pasión que embriaga a los buenos amantes.
Sin prejuicios que cambiaran su destino, decidieron y se juraron ante las leyes eclesiásticas y civiles, fidelidad y respeto, promesa que cumplieron sin obstáculos, hasta que la muerte los separó definitivamente. Luciana Chacón, fue feliz con su esposo Nicasio con el que formalizó una familia ejemplar.