Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO.
RECUERDOS DEL AYER.
Lo admirable es que la población se comportara con la sencillez que distingue a los provincianos, es decir, el respeto a la autoridad se manifestaba en los mandatos que del Cabildo dictaban. Siendo primer mes del año se pedía a los propietarios de casas céntricas o de la periferia, que pintaran la fachada, cortaran la hierba del frente y barrieran la parte que les correspondía de calle. Esa disposición plasmada en el Reglamento de policía, aprobado por el Gobernador del Estado en 1907, se cumplía, de lo contrario, se aplicaba una sanción.
El Congreso legislaba para que existieran las formas de establecer normas para que se informara de este organismo social, debido a que el Cantón era parte del País y lo que aquí sucedía debería darse a conocer con el fin de llevar un control estricto del crecimiento económico y poblacional, así como los distintos problemas que se daban en el interior. “pues a cada paso tropezaba con la incesante y tenaz lucha de los barrios, que por desgracia dividían a la población, sirviendo de rémora y obstáculo a todo adelanto y progreso”. (Informe anual).
Con respecto a los artesanos de las distintas ramas existentes y los campesinos dedicados a sus labores durante el día. Formaban grupos de amigos y por la tarde ocupaban sus momentos de ocio realizando alguna práctica o su deporte favorito. Por lo regular se encerraban en alguna casa para entretenerse con juegos de azar, la baraja española con apuesta o sin ella los mantenía ocupados, también la lotería para los más pequeños resultaba atractiva.
Cuando llegaron las primeras mesas de billar, se congregaban en los locales, unos para divertirse con la carambola otros mirando. El gusto por aprender a tocar la guitarra contagió a muchos jovencitos que atraídos por el deseo de cantar las bonitas melodías de aquella época, los atrajo y de ahí se formaron varios tríos, que interpretaban a los Panchos, Los Ases o Los Jaibos, de los más sobresalientes e impactantes. Hubo quienes crearon las bases para que se extendiera el romanticismo.
Originario del Estado de Chiapas llegó a nuestra población don Eulogio Jiménez, un tipazo que se había formado en las filas del Ejército Mexicano. No contó públicamente su historia, pero los vecinos que le rodeaban, comentaron que tenía buena preparación académica, esto lo declaraban por sus modales, respetuoso, pulcro, educado, formal, trabajador y porque ocupaba su tiempo para leer libros, revistas y periódicos. Se había casado con doña Domitila González y procreado tres hijos, Juana, Victorio y Cuauhtémoc.
Para obtener el sustento diario, Don Eulogio puso un changarro en su casa y se dedicaba a atenderlo, en el interior construyó unos baños públicos para el servicio en general. Además, por las noches se escuchaba como tocaba la trompeta, apoyado con partitura, que es el texto completo y escrito de una obra musical. Con esa hoja de presentación, invitó a don José Ibarra que manejaba el trombón, un señor apellidado Espejo el del cornetín, José Herrera y Héctor Gutiérrez con los cuales formalizó una sensacional orquesta.
Aprendieron un gran repertorio de piezas que animaron mucho en ese tiempo, que bien podíamos llamar de oro para la cultura huatusqueña. No tenemos el dato del nombre del grupo formado por el exmilitar. De lo que se dice es que amenizaba las fiestas que se realizaban en la localidad, siendo un referente para que todos los domingos por la tarde, se apostaran en el quiosco del Parque Zaragoza y deleitar a los concurrentes con sus hermosas melodías. Verdaderas serenatas se escuchaban en el ombligo de la ciudad como lo es el parque Zaragoza