Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO
EL TEATRO SOLLEIRO
Es una obra arquitectónica de gran relevancia para la historia del arte en la región cafetalera. Desde su inauguración en 1890, aunque no es precisa, han pisado su foro un número importante de compañías de teatro nacionales y de otros países, cantantes que gozaban de fama en el medio artístico. Para entender su grandeza, la Maestra Enriqueta Sehara plasmó en una poesía la grandeza de este edificio.
EL TEATRO SOLLEIRO.
Pórtico Ateniense por donde pasaron
Artistas de fama, de inmensa valía
Figuras excelsas que ahí nos dejaron
Estela de gloria, cuando ahí cantaron
el tenor Sigaldi con la gran Chalía.
Sobre tu escenario vimos a Pastor
Que era de renombre por aquellos días
A Luisa Bonoris que causó furor
Y a Rosete Aranda con su encantador
Teatro de muñecos, que nos dio alegría.
Hasta ti llegaron famosos juglares
Soledad Goyzueta, Palarea y Soler
Que de su carrera fueron luminares
Y un grato saludo diste con tus lares
A Cabrera a Flores y a Clara Ferrer.
También aplaudimos a Clara Martínez
Nos llenó de asombro Carlos Obregón
A estos grandes héroes, a estos paladines
Trayendo la aureola de la admiración.
A muchos artistas que nos transmitieron
El deseo sublime de aquella emoción
Tuviste pianistas que de ti salieron
Cantantes de altura que se distinguieron
Y actores y actrices en declamación.
A estos los forjaron con mucho talento
El notable y culto artista español
Aquel don Fernando que con sentimiento
Con el alma hablaba a cada momento
Del Teatro de Apolo y la Puerta del Sol.
Y un Martín Vargas con alma muy bella
Una alma creadora que como pianista
Dejó por su teatro deslumbrante huella
Primera maestra de una gran estrella
María de la Fraga, la eminente artista.
De Euterpe tuviste intérpretes leales
Columnas del arte en la tierra mía,
Luis Muñoz, Castillo, un Chucho González
A Guiot y a Othón Páez, artistas cabales
Que nos deleitaron con Marta y Lucía.
Y tantos conciertos de música grata
Donde conocimos bellas selecciones
Marina, Tique Dame, Ruy Blas y Traviata
Música divina que el alma arrebata
Y que para siempre nos dejó emociones.
Nos distes también otras noches de arte;
En una escuchamos al enorme Urueta
Que llamó a las musas cuando, al ensalzarte
En frases de oro desgranó al cantante
Su gama elocuente de genial poeta.
Tu acústica guarda ecos inmortales
De obras maestras, en que cada artista
De la “Villanueva” en noches triunfales,
Tocó en tus veladas tus fiestas sociales
Con Sante lo Priore el gran violinista.
Mario Talavera, de México orgullo
Fue con Tata Nacho, amo del folclore
Pues García Cabral, ese artista tuyo
Quiso que escucharas el precioso arrullo,
Que todavía guardas con ferviente amor.
Y fue David Silva, insigne cantante
Que hizo maravillas con su hermosa voz
Y al aplauso oyó franco y delirante
Sabe que cantando se le habla a Dios.
Y un Esparza Oteo, autor de canciones
Que nuestra alma llega, como un viejo amor
Cuantas alegrías, cuantas impresiones
De aquella bohemia llena de ilusiones
Que de sus bajeles dejó canto y flor.
La flor del recuerdo que tú ahí cultivas
Flor cautivadora de la inspiración
Que ahí se alimenta con cantos de divas
Con versos y notas como sensitivas
Y el sutil rocío, de su corazón.
Todos desfilaron por tu teatro airoso,
Todos persiguiendo una aspiración
Un ideal muy notable, un ideal precioso
Algo imaginario, pero siempre hermoso
Del País excelso de la ensoñación.