Desde Huatusco
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ROBERTO GARCÍA JUSTO.
UNA CURACIÓN TRADICIONAL.
El puente del Molino estaba ubicado sobre el paso del río Citlalapa, lugar donde hoy están las instalaciones del Beneficio de Café, “Manuel Sedas Rincón”. Su nombre se debe a que por el año de 1893, aproximadamente, el párroco de la Ciudad, Rafael Policanti, para beneficio de la población, instaló un molino para convertir el nixtamal en masa. Esta novedosa pieza producto del avance tecnológico de aquella época, funcionaba a través de la energía que le proporcionaba la corriente del caudaloso manantial.
En fechas posteriores don Enrique Avendaño, instaló una curtiduría, donde se trataba el cuero de los animales, un material indispensable para fabricar calzado y aperos para los arrieros. Esta actividad artesanal desempeñó una función importante para la demanda de toda la región. Conejos, ardillas, serpientes, burros, cerdos, caballos y reses, eran sometidos a un proceso para curtir la piel. Por ese motivo se le llamó el “puente de la tenería”
También se le conoció como puente doña Manuela, debido a que por esa ruta tenía su casa la señora mencionada. Y en esa época la referencia de la mayoría de los domicilios se hacía por el nombre de los que vivían en los alrededores. Es de suponer que, como no había un registro de día y año de su construcción, por lo general se calcula por otro medio el dato y lo relevante de estas armazones de piedra, son los servicios que prestaban a la población para que circulara hacía otras comunidades, transportando diversas mercancías.
En ese histórico punto de la geografía huatusqueña, se colocó una gran regadera de agua fría para que los pacientes se bañaran. Los médicos que prestaban sus servicios a la sociedad, frecuentemente recetaban a sus enfermos tomar una ducha en la mañana o la tarde, esto con el fin de calmar los nervios. Le recetaba una sesión de varios días, con lo que, se lograba estabilizar la salud y normalizar el comportamiento psicológico de la gente.
Esta estructura de quince metros de alto, se realizó con madera fuerte debido a que, en lo más alto, se acomodó un tinaco como de quinientos litros de líquido subido por gravedad del afluente. A través de unas mangueras de regular tamaño, descendía con fuerza el agua que azotaba el cuerpo de la persona que recibía a pie firme el baño. Hay quienes aseguraban que esto era bueno, porque lograban la tranquilidad perdida. No se sabe cuándo desapareció este remedio popular, pero el Puente continuo hasta nuestros días. Abandonado y sin visos de reconstrucción.
Las crónicas antiguas nos dicen que los mexicas que habitaban meso américa, criaban a los niños desnudos, no por falta de ropa, sino para que fortalecieran sus defensas. Acostumbraban limpiarse la boca con una pasta elaborada con resinas de árbol, se bañaban en los lagos y canales, donde lavaban su ropa con productos vegetales, siendo común el uso del temazcal con fines terapéuticos y parte de los rituales.
El bañar a media noche a los pequeños, purificaban su alma y aceleraban su transpiración para limpiar su organismo. Los educaban en el aseo personal usando un fruto llamado cepalxocoti que mezclaban con la raíz pegajosa que conocían como xiuhamolli, obtenían una espuma de olores diversos. A la llegada de los españoles se sorprendieron debido a que el Rey Moctezuma se bañaba dos veces al día. Consciente de que las enfermedades se curan mejor por fuera que por dentro.