Desde Huatusco
2 minutos de lecturaROBERTO GARCIA JUSTO.
POR VEREDAS Y BARRANCAS.
Recorrer con la vista el inmenso horizonte preñado de bosques y lomerío, buscar con apasionado empeño las copas de los enormes árboles que protegen los verdes cafetales, ocasiona una sensación de perderse en la brumosa tarde de un laberinto sombrío. Allá detrás de los cerros el sol oculta sus rayos y los refleja por la parte de enfrente, porque no alcanzamos a ver sus alcances. Ya que los arroyos corren de manera intermitente hacía el océano, lugar donde se juntan las aguas y crean los nubarrones que se descuelgan por el sendero donde pastan los distintos animales.
Estamos en un campo de diversas configuraciones, el terreno no se esfuerza por ser parejo. Las barrancas se hermanan para saludar la brisa que con frecuencia bañan sus laderas y que con insistencia se escucha el leve golpeteo de las hojas del enorme bosque, que semeja estar llorando. De esa maravilla natural nace la poesía que orgullosamente nos emociona con la creación de la gran poetisa Enriqueta Sehara de Rueda:
MIS BARRANCAS:
Barrancas escabrosas de Huatusco
Que estáis llenas de encanto y de misterio,
ahí la aurora es siempre saludada
con trinos musicales de salterio.
Precipicios cubiertos de follaje
En donde se oye gran vocinglería
Pues los pájaros tienen su concierto
Desde que nace hasta que muere el día.
Insondables abismos de esmeralda,
Que en su montaña abrupta y escondida
Las aves y las flores ahí moran
Sin salirse del ritmo de la vida.
Admirables y hermosas cumbres mías
Que sois altares para el Dios que os hizo,
Para nuestro Dios con su poder supremo
Quiso crear un segundo paraíso.
Barrancas plenas de jazmín y orquídeas
Plenas de helechos y de airosas palmas,
Lugar de paz y recogimiento
Donde se purifican muchas almas.
Barrancas que también tenéis historia,
Sois testigo de grandes epopeyas
Y rezáis por las noches a sus héroes
En silencio con todas las estrellas.
A todos los soldados huatusqueños
Que cayeron ahí bizarramente
Que abonaron la tierra con su sangre
Y duermen hoy ahí, tranquilamente.
Llenáis de asombro a todo caminante
Porque en vosotras hay algo divino
Y es éxtasis, con tanta maravilla,
Se queda el momento vespertino.
Fantásticas barrancas de Huatusco,
Donde todo es belleza y es poesía,
Y aunque sois imponentes y profundas
Sois menos hondas que la pena mía.