Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO.
EL QUIOSCO.
La época porfirista que gobernó durante 30 años, estuvo influenciada por un espíritu europeo, el que habían asumido la mayoría de los integrantes de su gabinete. Dar una vista moderna a las ciudades de nuestro País, en materia de diseño y modernización de las plazas públicas, se reflejaba por todo el territorio al poner a funcionar la estructura administrativa. Unos monumentos fueron importados de Europa y armados aquí por profesionistas.
Sus bonitos diseños arquitectónicos todavía pueden admirase en lugres como la Ciudad de México, Guanajuato, Querétaro o Michoacán. Adornan y embellecen los parques y jardines, por estar considerados como el punto de encuentro entre México y España, convertidos en escenarios culturales. Esta localidad también fue parte de un sentimiento generalizado que incluye el Parque Zaragoza, que se constituyó en una pieza para que la sociedad goce de esta maravillosa estructura.
En el año de 1880 el Jefe Político del Cantón, Fernando Merino, inició la construcción de la referida obra, en el centro de la ciudad. Contando con el apoyo y disposición del alcalde municipal, Jesús Páez Vela. Entre ambos fue inaugurado en septiembre de 1898 y se colocó una loza con una leyenda que decía: “Los abnegados hijos de Huatusco y los amantes de su cultura dieron cima a esta importante mejora 1898”. Destacan por su generosa contribución don Joaquín A. Castro, Nicanor Rivera y Joaquín L. Nieva.
Las fotografías como testigos mudos nos muestran una fuente, divisiones para plantas especiales y en medio el quiosco que en su conjunto representa a la arquitectura francesa. El empeño que pusieron las autoridades causó muchos comentarios entre los que podemos leer: “se hizo el jardín Zaragoza que, como ya tengo manifestado a ese superior gobierno, es uno de los mejores del Estado de Veracruz.
En el año de 1891, siendo alcalde don Pascual Villarauz, sugerido por algunos ciudadanos, ordenó que se tiraran y podaran algunos árboles, seguramente por el follaje que ocasionaba mucha humedad en el área que ocupa. Pasaron 66 años sin que ocurriera algo extraordinario en torno a nuestro centro de división entre la Iglesia y el Estado, debido a que se encuentra en medio del Templo de San Antonio de Padua y el Palacio de Gobierno.
Pero, en el año de 1957, siendo la máxima autoridad don Leonardo Muñoz González, quién era originario de Santiago Tuxtla y completamente desconocido en esta localidad. Ordenó que se destruyera el kiosco que se encontraba deteriorado y en su lugar se construyera uno nuevo. No se sabe el destino que se le dio a la pieza original, lo cierto es que el que tenemos en la actualidad es más reciente. Es decir, no tiene más de sesenta y un año. (Recabado de varios testimonios)