Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO.
NO SE HIZO LA VÍA FERROVIARIA.
El anuncio oficial está fechado el 12 de mayo de 1883, día en que se firmó el convenio entre el C. General don Carlos Pacheco, como Secretario del despacho de Fomento, en representación del Presidente de la República, General Manuel González y el C. Manuel Sierra Méndez como responsable de despacho del Gobierno de Veracruz. Se concretaba el contrato para la construcción de la vía del ferrocarril que uniría a la Ciudad de Huatusco con la estación de Camarón.
El documento se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 23 de mayo de 1883, allí mismo está la aprobación del Congreso de la Unión y la orden de ejecución. En referencia a este hecho, los medios informativos como el “Iris Veracruzano” destacaban “la trascendencia social y política por los beneficios que se conseguirán llevando a su término tan grandiosa mejora material. Como muy bien lo ha comprendido el Supremo Gobierno”.
Los comentarios de la población hacen clara referencia de que, las vías de comunicación y transporte cuando son bien diseñadas, producen en el corazón de las comunidades un movimiento generador de comercialización, conservando la vida y derramando beneficios a la producción agrícola, artesanal y manufacturera. El aislamiento causa la ruina y la extinción de los conglomerados cuando se entorpece la circulación.
Otros se hacían a ilusiones de que al fin el suelo mexicano felizmente inspirado por las fuentes purísimas del trabajo, ha entrado en la senda del progreso, con tendencia regeneradora desarrollada a la voluntad de las instituciones. Incluyendo al rico cantón de Huatusco que ha crecido en sus proyectos donde se puede asegurar que esta obra constituye la artería donde perennemente fluye la riqueza privada y con ella también la pública.
Los municipios cercanos a esta localidad, enviaron sus felicitaciones por tan importante mejora, augurando un porvenir halagüeño y lisonjero para la región. El campesino dedicado a cultivar la tierra y cosechar sus frutos, logrará la verdadera recompensa por su esfuerzo y dedicación. El silbato de la locomotora lo despertará en la comodidad de un sueño de amor al trabajo y la economía que rápidamente conquistará por este invaluable medio.
Nadie dudaba de tan prometedor beneficio, y con voz segura afirmaban, se terminó el horroroso ruido de la metralla asesina, felizmente nos abrazamos al porvenir, estamos seguros que los empresarios ricos, procuraran llevar a cabo esta deseada mejora, con ello veremos coronadas nuestras bellas ilusiones de firmeza económica. “son los caminos de hierro, signo de la civilización moderna”, escribía un destacado periodista, y así asentamos que, en los pueblos más cultos, abundan los medios de comunicación.
Han pasado ciento treinta años y la espera se ha tornado prolongada, la paciencia ha rebasado los límites, porque los actores principales están gozando del descanso eterno. Esta es una más de las promesas que se encuentran pendientes en el archivo de la Nación. Mucho nos alegra que, existan evidencias de la prensa escrita, “El Ferrocarril de Veracruz”, “El Iris Veracruzano” y “Horizonte” están en la rueda de la historia. Cumpliendo con su cometido y además refrescándonos la memoria que tanta falta nos hace.