Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO
HOY LA AUTORIDAD MUNICIPAL REINSTALA EN SU SITIO LA ESTATUA DE LA CORTADORA DE CAFÉ. DESPUÉS DE VARIOS DÍAS DE AUSENCIA DEBIDO A QUE LE DIERON MANTENIMIENTO.
CORTADORA DE CAFÉ.
Mujer, cortadora de café, año con año
te abates cortando café y lo haces con fe
infinita, de todos los días por volver con tu
tenate, porque te satisface, aunque te tronche
la cintura el cordel con que detienes el
tenate, lo vas a llenar con este trote a cada
rato que llevas sin cesar.
Cortadora de café. Al alba se oye tu
metlapil que haces rodar en el metate para
preparar el itacate y corres al notar que llora
el chilpayate porque está orinado hasta el
petate, lo secas y lo envuelves con tu viejo
huipil, lo aprietas entre tus brazos y te lo
quisieras comer a pedazos porque es el fiel
retrato, tanto de él.
¡ Oh el cafetal ¡ ¡ luces tu verdor ¡
¡que es la esperanza, mujer ¡ ¡es tu ilusión
por eso lo amas con fervor, porque el verde
de su follaje, y el colorido enrojecido de la
cereza, forja tu inspiración que solo alcanza
a formarte el pensamiento, con coraje.
por eso ríes y cantas, cantas y gritas y
te agitas con sentimiento.
–¡ Es hora de comer ¡ Invita a
tus compañeras y se sientan a merendar. Y
cual ronda jadeante circular, llevan el taco
frío a su boca y lo besan con sus labios de
coral.
Todas charlan animosamente, porque
es la hora del comentario de todo lo que le
pasa a la gente y cual sagrado rosario
pasional, se dan cuenta, los habitantes
pasajeros del cafetal.
Luego prosiguen la faena, mientras
tanto, tu nene se ha dormido apretado a tu
rebozo que llevas a la espalda, y como cinta
diagonal haz hecho una hamaca entre mata y
mata y cantándole, meces a tu chilpayate que
con su llanto alborotó las aves del
cafetal.
Al llegar la tarde, te sientes contenta
porque tu costal de cerezas se ha llenado,
más el sábado al cobrar notas que las
monedas no ajustan a tu afán.
Mujer, cortadora de café lloras y ríes,
cantas y gritas y te agitas. Sientes un no se
que. Se te hace un nudo en la garganta, es
porque anoche, lidiaste a tu borracho. Corres
a ver a tu chamaco, lo tomas, lo besas y lo
aprisionas sobre tu pecho.
Lo miras y te ríes con embeleso, es
para ti una ilusión, como tu prieto, que te ha
robado el corazón, se te oye decir: ¡si es
como él ¡ ¡a ti te sabe a miel ¡ por eso lo
quieres tanto.
Mujer cortadora de café, te admiro
porque tienes fe al desprender con tus manos
uno a uno los enrojecidos granos del
apreciado café, que el patrón nunca ve, tu
sacrificio constante, que para ti es
resignación y broma, mientras el dueño de la
finca, saborea su coñac y dice: ¡Salud ¡
¡mujer, cortadora de café por eso te
admiro porque levantas la cosecha, que, sin
exhalar ninguna queja, porque el giro de la
venta del café, nada te deja, ni te aleja de
Huatusco, como el patrón que en avión se va
a Europa, y tú ni en camión de segunda, sales
de excursión.
¡La justicia busco, mujer fecunda,
como tú, como abundan. Tú levantas todos
los días la copa, no de wiski ni de ginebra
sino la que forman tus brazos debajo de las
matas, y en las tardes, cuando cargas los
costales llenos de café.
Eres una heroína cándida, cortando
café, quién en ti ve, que ríes y cantas o lloras
contenta, no sabe que sigues cortando y
esperando, que en tanto ¡un mundo nuevo
está por venir, ten fe, porque hasta entonces
podrás saborear ¡la libertad de probar la
humilde taza del producto del café ¡
(Manuel Sedas Rincón. 24/11/70