Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO.
PONGA LA BASURA EN SU LUGAR.
A principios del año de mil novecientos setenta, en radio, televisión y prensa escrita, se repetía el slogan para invitar a los ciudadanos con el fin de que contribuyera de manera voluntaria con la limpieza de calles y colonias de las ciudades del País, y así evitar el fenómeno de la contaminación. Se colocaron en parques públicos, calles y avenidas, cientos de botes vacíos de 200 litros, debidamente pintados de verde con un letrero que decía “Basura”.
Podemos afirmar que este fenómeno es el resultado de las operaciones cotidianas en el hogar, el trabajo y sitios de recreación que realizan sectores de la población estando inmiscuidos, niños, jóvenes y adultos. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la define como materia generada en las actividades de producción y consumo que no han alcanzado un valor económico en el medio donde son producidos.
En nuestra Ciudad se acumulan montones de basura en el primer cuadro y la periferia que ocasiona severos daños al ambiente y la salud, en virtud de que estos son arrastrados por los ríos para depositarlos en el mar y la zona costera. Se calcula que el 80 por ciento es recogida por el servicio de limpia y el resto se diluye en barrancas y fincas que nos rodean. En donde se descomponen y contaminan la naturaleza.
Esta problemática crece con el correr de los días, no disminuye porque el crecimiento poblacional contribuye para que cada habitante produzca 1.2 kilogramos de deshechos diariamente. Hace muchas décadas que comenzó a sentirse el efecto de tan grave problema. En la época cuando gobernaba el municipio el doctor Luis Vega y Gómez (1958-1961), se construyó una carreta que era tirada por el jefe de la policía, don Jesús Páez, jalándola desde el mercado Juárez hasta el Zanjón en donde vaciaba la voluminosa carga.
El tiradero que se habilitó a un costado del Cerro del Acatepec, no significó una verdadera solución ni la compra de un carro de volteo por el Alcalde Antonio Chispan Loyo. Era obvio que el escurrimiento bañara las laderas cubiertas de terrenos dedicados a la ganadería y mantos acuíferos. Estábamos en desventaja debido a su cercanía que provocaba un grave riesgo para las personas que vivían en los alrededores ya que las colonias se expandían con el grave riesgo de poner en el centro este sitio de acopio.
En grandes problemas se vio inmiscuida la Autoridad Municipal cuando la Secretaría del Medio Ambiente clausuró el tiradero durante la administración perredista (2005-2007). No había ningún plan emergente para enfrentar esta pesadilla que derivó en confrontación con la población que rechazaba cualquier intento de utilizar sus predios para arrojar los sobrantes de la sociedad. Se hizo el intento para construir un relleno sanitario por las inmediaciones de Chavaxtla, toda la publicidad derivó en un fracaso por la intervención de elementos de la política regional.
En la actualidad algunos pepenadores separan los materiales reciclables para venderlos a una empresa que les da un destino final. Esto no es suficiente, ya que aproximadamente toneladas son trasladadas a otros centros de acopiamiento, haciendo un recorrido de varios kilómetros a donde se tiene que pagar por cada camionada.
Hace algún tiempo el congreso local emitió una serie de medidas preventivas y correctivas al respecto, sin embargo, no hay una respuesta hasta el momento, aunque las sugerencias indican que lo benéfico sería reciclarlo y reutilizarlo como abono para la agricultura. Catorce entidades municipales de la zona cafetalera, carecen de este servicio, esperando a que se diseñe una solución integral. Mientras seguimos sin brújula al respecto.