De razones y pasiones
5 minutos de lecturaSin “guardaditos” ni gastos
catastróficos, lo que sigue es rezar
Rafael Pérez Cárdenas
Durante la presentación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2021, el Secretario de Hacienda Arturo Herrera advirtió que en el proyecto elaborado por el gobierno federal ya no habría “más guardaditos”, infiriendo que las reservas financieras establecidas en distintas áreas eran una práctica administrativa irregular y que la crisis provocada por el coronavirus obligaba a desaparecerlos.
En realidad fueron los fondos de estabilización y los “guardaditos” dejados por las “corruptas” y “faraónicas” administraciones anteriores los que permitieron al gobierno lidiar con las exigencias de la pandemia. Sin esos fondos que sirvieron para estabilizar el déficit en 2019 y atender las emergencias de 2020, el país habría entrado en crisis al menos un año antes.
Desaparecen al menos tres “guardaditos” que representan un riesgo brutal para la gente: los fondos de estabilización de ingresos para entidades federativas –la semana pasada el gobierno de Veracruz aun pudo destinar parte de estos fondos a los 46 municipios con mayor marginación-, los gastos catastróficos del desaparecido Seguro Popular para la atención de enfermedades graves y los seguros para proteger el patrimonio y la capacidad productiva del sector rural ante los riesgos por fenómenos naturales.
Desde mediados de 2019 –ocho meses antes de la llegada del Covid19- el gobierno de López Obrador utilizó al menos 120 mil millones de pesos para nivelar la caída en los ingresos y estabilizar el gasto público; el gobierno gastó más de lo que tenía y tuvo que echar mano de las reservas, que dicho sea de paso, para eso eran. Sólo que en el primer año, se gastaron la mitad de lo que se había reunido en una década.
Apenas a la mitad de 2020, Hacienda ya reportó un faltante por 168,966 mdp respecto a lo programado, mientras los recursos que se transfieren a los gobiernos estatales y municipales a través de participaciones reportaron un faltante por 39,840 mdp. Para compensar este faltante Hacienda tendrá que utilizar lo que queda en estos fondos, sin embargo, el próximo año el boquete en las finanzas públicas podría de más del doble –unos 400 mil mdp- sin que haya de qué echar mano.
En 2021 los estados y municipios tendrán un recorte superior a los 108 mmdp, lo que impactará en obras y servicios públicos, seguridad y justicia e infraestructura. Desaparecerán el Fortaseg (Fondo para el Fortalecimiento de la Seguridad Pública) y se recortarán casi todas las partidas de recursos etiquetados a las entidades federativas. El mal manejo financiero del gobierno federal lo terminarán pagando estados y municipios, como es el caso de Veracruz que podría tener un impacto superior al 10 por ciento de su presupuesto.
El segundo “guardadito” que ya se fue a la basura incluso antes de la pandemia es el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos. Hasta antes de este gobierno, había 40 mil millones de pesos para la prestación de servicios médicos de alta especialidad a los beneficiarios del Seguro Popular que padecen enfermedades de alto costo (diferentes tipos de cáncer, enfermedades del corazón, trasplantes, VIH, entre otros), que ponen en riesgo su patrimonio familiar. Estos recursos se utilizaron para dar forma al elefante blanco llamado, dejando a millones de mexicanos sin recursos para atender estos padecimientos y sus tratamientos.
A cambio, durante los primeros meses del año, decenas de hospitales del sector salud reportaron cobros irregulares a pacientes, con el argumento de que no se habían establecido las reglas de operación del Insabi. Hasta la fecha esas reglas de operación no existen, por lo que se siguen cobrando servicios que antes eran gratuitos y sólo en casos excepcionales se atienden enfermedades graves. Sin presupuesto ni reglas de operación, el Insabi ha intentado operar como el viejo Seguro Popular pero de manera más deficiente.
El tercer “guardadito” es la desaparición de Agroasemex, la compañía nacional de seguros para el campo, que daba acompañamiento a productores ante los riesgos como sequías, heladas, huracanes, plagas y aquéllos fenómenos naturales que provocaban la pérdida de sus cultivos.
En 30 años, Agroasemex representó un instrumento para evitar la descapitalización del productor ante la ocurrencia de eventos de riesgo y para impulsar la productividad y modernización de los sectores agrícola y ganadero del país, según reseñan ellos mismos. También es cierto que en muchos casos dio lugar a la corrupción vía una “cultura del siniestro” donde era más fácil cobrar el seguro que cosechar y comercializar. En todo caso, lo urgente era sacudir la corrupción.
El próximo año el gobierno no sólo tendrá menos ingresos fiscales y petroleros, sino que ya no queda nada de los fondos que se acumularon por casi dos décadas y que se esfumaron incluso antes de la pandemia. Ya no hay dinero en el banco, tampoco debajo del colchón, ahora lo que sigue es pedir prestado.
Antes de que se registrara siquiera el primer caso de Covid, el gobierno ya se había gastado la mitad de los fondos de estabilización y había desaparecido el seguro de gastos catastróficos del Seguro Popular para iniciar el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), el cual hasta ahora nadie sabe cuál es su real presupuesto. Serán muchos otros “guardaditos” que desaparecerán en 2021.
Sin “guardaditos” ni gastos catastróficos, lo que sigue es rezar.
Las del estribo…
- El dolor que el periódico Reforma causa todos los días al Presidente López Obrador es más fuerte que él. Las denuncias sobre el desfalco en Macuspana, los videos de su hermano Pío y hasta el recuento de las masacres ha provocado que el mandatario salga de sus casillas y lo llame “pasquín inmundo”, expresión que implica una seria advertencia. Reforma y Nexos han cometido el pecado de confrontarlo con la realidad. No más.
- El fallecimiento de Ninfa, hermana del secretario de Salud Roberto Ramos Alor es absolutamente lamentable y deja varios mensajes: ninguno de nosotros estamos exentos ante la pandemia; el sector salud está al límite de sus capacidades; seguimos en una situación de crisis. Al secretario y a su familia, mis más sinceras condolencias.