COLUMNA/ Derechos humanos de carne y hueso – Igualdad de género: la reconciliación de los sexos
3 minutos de lecturaIGUALDAD DE GÉNEROS: LA RECONCILIACIÓN DE LOS SEXOS
Por: Selina Haidé Avante Juárez Magistrada del Segundo Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar Cuarta Región, Xalapa, Veracruz
En el contexto de lucha por los derechos femeninos en el que vivimos, existen mujeres profesionalmente exitosas, seguras, confiadas, excelentes madres, pero por alguna razón (que me di a la tarea de investigar en libros religiosos, de autoayuda, sociológicos, etc) dichas mujeres que cumplen los nuevos estándares del éxito femenino, se encuentran solteras o en su defecto las que tienen pareja, no corresponde al valor de estas admirables damas, parece una contradicción inexplicable.
Comparto las conclusiones del análisis antes mencionado que, a mi parecer, ayudan a dar una solución a esta problemática.
Los estereotipos de género se ha concluyen incorrectamente que las mujeres debemos ser sumisas para ser valiosas. En esta lucha hacia la liberación se han incorporado otros estereotipos , igual de dañinos pero menos destacados, como que debemos ser fuertes, valientes, seguras, confiadas, competitivas, etc.
Todo lo anterior ha traído como daño colateral la pérdida de lo que yo llamaría equilibrio de género.
El género masculino tiene una naturaleza más simple que la femenina, por lo que un hombre no busca una súper mujer (claro que ella puede serlo , pero eso no ayuda en un proceso de cortejo), ellos quieren alguien que sea segura pero no impositiva, confiada, pero que no parezca su mamá o su jefa (evitan a quienes son controladoras y mandonas), porque su esencia requiere de espacio personal y libertad.
Un hombre no tiene problema con que su compañera sentimental sea profesionalmente exitosa, de hecho le provoca orgullo, el problema es que el trabajo de su pareja puede reducir el tiempo que pasen juntos, por lo que deben saberse una muy alta prioridad en nuestra vida, deben sentirse necesitados. Esto no está ligado al machismo, sino que su naturaleza masculina le requiere ser protector, tampoco existe maldad en que la mujer sea protegida amorosamente por su compañero, solo se debe respetar la independencia personal, así no se traiciona ningún ideal de género.
Lo anterior indica que un hombre valioso no se empareja con una mujer por su inteligencia o físico, sino por la forma en cómo se siente cuando está con ella, quiere que seas un refugio cálido para sus batallas de todos los días (aquí hay que demostrar que que no está solo en su lucha).
No digo esto para que las mujeres finjan ser más tiernas, sino para que busquen ser más leales, y que sea legítima su preocupación por ver a su compañero feliz. Recuerden que si él se siente valioso a su lado, y a gusto consigo mismo, ustedes se convertirán en su hogar y él hará todo por verlas dichosas, así se alcanza el equilibro de género.
No está mal ser fuerte, valiente y segura, pero debemos tener presentes que estas cualidades no suman a la fórmula de una relación exitosa, por lo que debemos dejar de restringir las actitudes previas a la revolución feminista como: ternura, capacidad de amar profundamente y servir a los demás en un plano igualitario, etc, pues nunca serán incompatibles.
Recordemos que hombres y mujeres somos iguales en derechos pero diferentes en formas de sentir y actuar, somos complementarios y no enemigos, debemos actuar como equipo y no como rivales , solo así lograremos la felicidad plena de ambos, si podemos dejar de lado la discusión sobre quien es superior y nos escuchamos, confiamos y servimos mutuamente con entrega y dedicación (no olvidando el deseo de ver dichoso al otro) alcanzaremos la imperiosa necesidad de la reconciliación de los sexos.