Desde Huatusco
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Roberto García Justo.
110 AÑOS DEL GRITO DE INDEPENDENCIA.
¡Oh Virgen Guadalupana,
rodeada de serafines
que viva la independencia
y mueran los gachupines. ¡
En el año de 1912 las autoridades municipales realizaban los preparativos para conmemorar un aniversario más de la guerra de independencia en la que participaron una mayoría de comunidades urbanas y rurales del territorio mexicano. Habían pasado muchos años de aquella memorable fecha y la patria lamentaba la falta de unidad para consolidar una nación fuerte en su economía y poderosa en la política donde se notaba la ausencia democrática.
Predominaba como una forma de gobierno, el centralismo cuyas reglas las dictaban desde la capital de la República. Los Jefes Políticos recibían decretos, leyes y reglamentos, para hacerlos cumplir y respetar en todos los ámbitos de la sociedad. Así los ciudadanos se comprometían a participar obligatoriamente sobre las bases de este sistema. Donde se daba preferencia a hombres con prestigio, es decir, potentados agrícolas, comerciantes y artesanos. Turnándose periódicamente los nombramientos.
Para poder realizar el conjunto de actividades públicas, el ayuntamiento además de la tesorería, el secretario y el comandante de la policía, creó un aparato administrativo denominado las Juntas, que fueron comisiones con autoridad colectiva. Que eran las responsables de coordinar acciones específicas, por ejemplo, levantamiento del censo para recaudar impuestos, de vigilancia y protección de centros educativos, de sanidad, de mejoras y calificadora de fincas rústicas.
Con el mismo criterio se nombraba con antelación al mes de septiembre la Junta Patriótica Oficial. Para que hubiera mayor coordinación y lucimiento a la organización de las fiestas con motivo del festejo patrio. Ellos redactaban y publicaban el bando solemne y el día 14 recorrían las principales avenidas fijando el programa en general y entonando el himno nacional en cada esquina. Con este acto daba inicio las festividades. Por lo que, le seguía el desfile de charros y amazonas debido a que era su día y lucían sus habilidades en el torneo de cintas celebrado en la Alameda Chicuellar.
A las seis de la mañana del 15 detonaban una carga de cohetes que anunciaba el izamiento de la bandera en el Parque Zaragoza a las seis de la tarde y por la noche los bailables, poesía y pasajes históricos. A las once se pronunciaba el tradicional grito. Luego los jóvenes daban vueltas en el área para echarse confeti o serpentinas. Sin faltar los gritos por las calles de viva México y que mueran los gachupines. (Narraciones recogidas del pueblo)
