Desde Huatusco
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ROBERTO GARCÍA JUSTO
VISITA DON GUILLERMO PRIETO, ZENTLA
El veinte veces Diputado Federal, ex Secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores, don Guillermo Prieto Pradillo, es enviado por el Gobierno de Don Porfirio Díaz a la Colonia Manuel Gonzales, Municipio de Zentla, para hacer entrega personalmente de la documentación que acredita a los emigrantes italianos como ciudadanos mexicanos. Fue recibido con muestras de respeto y cariño por los residentes que después de quince años de trabajo fecundo, daban muestra del progreso obtenido.
Es preciso recordar que esta población de mujeres y hombres originarios de Italia, llegó a nuestra región el 4 de noviembre de 1882. Instalándose en los bajos del Palacio Municipal de Huatusco. Ahí permanecieron hasta que por fin comenzaron a construir en los terrenos elegidos para asentarse. Por los alrededores de las congregaciones el Castillo, Chavaxtla, El Ocote, Sabanas, Metlapoxteca, El Tigre, El Olvido, Maromilla y La Reforma, entre tantas otras.
Ellos reconocieron la situación, no había en el lugar cultivo alguno ni medios de comunicación. El entorno era boscoso, accidentado y difícil de trabajar, sobre todo por los utensilios de labranza rudimentarios y anticuados entre los que se puede mencionar el tencole o ronquet, que se usaba para el desmonte, compuesto por un gancho de fierro afilado, metido y asegurado en un palo largo. Aun así, lograron ganarse una fama de grandes trabajadores del campo.
Los bosques estaban habitados por animales salvajes, venados, coyotes, zorros y tejones, sin faltar las víboras y otras alimañas. El gobierno mexicano proporcionó herramientas, bestias de tiro, plantas de café, plátano y naranjo. También semillas para siembra de temporal. Mientras no había cosecha se asignó una cantidad de dinero, según el número de hijos para poderse alimentar. Cada semana llegaba un arriero con una mula cargada de pesos de plata para repartir.
Fueron muchas las privaciones que pasaron estos individuos para poder acostumbrarse al clima y las enfermedades, propias de la región, para ellos desconocidas. El idioma los limitaba para relacionarse con sus vecinos no obstante sus buenos deseos. Pero con sacrificio y trabajo diario, lograron, después de varios años ver los resultados. Abundaron las cosechas y cumplieron con los pagos contraídos por sus tierras, hasta liquidar el total.
Por esa razón el día cuatro del mes de junio de mil ochocientos noventa y siete, se sintieron conmovidos con la presencia del Secretario de Gobernación que llevaba el siguiente documento:
“Porfirio Díaz, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, a todos los que la presente viere, sabed. Que el señor Marcelo de Paulini, originario del Reino de Italia, se le declara ciudadano mexicano con arreglo a la Constitución, especialmente al artículo 27 de la Ley sobre extranjería y naturalización del 28 de marzo de 1886, en cuya virtud le doy la presente para que pueda acreditar su calidad de mexicano que adquirió por haber llenado los requisitos de la citada ley con todos los derechos y obligaciones que competen a los mexicanos por la Constitución y leyes de la República. Dada en México, firmada de mi mano, autorizada por el sello de la Nación y refrendada por el secretario de Relaciones Exteriores. Porfirio Díaz (rubrica). El Secretario de Relaciones Exteriores, Lázaro M. Curiel, (rubrica).