Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO.
DON ANDRÉS AVENDAÑO: “EL NÁUTICO”
En al año de 1910 el modelo económico para la sociedad huatusqueña se consolidaba sin mayores preocupaciones. La producción cafetalera proporcionaba en gran medida la solución a las necesidades de una minoría empresarial siempre dispuesta a imitar la moda europea. Por regla general la cantina, la fonda o La botica eran lugares propicios para reunirse y mantenerse informados de política, realizar negocios, comentar artículos de revistas o libros.
Los rumores más frecuentes giraban en torno a la campaña que realizaba por el país don Francisco I. Madero, con la firme determinación de formar un partido político que eligiera a sus candidatos en una asamblea nacional y compitiera en las elecciones. Esto tenía indignado al régimen de don Porfirio Díaz que lo ordenó encarcelarlo. Habiendo escapado de prisión Madero se dirigió a la Ciudad de San Antonio EEUU y desde ahí proclamó el Plan de San Luís dando inicio a la Revolución Mexicana del 20 de noviembre de 1910.
La ciudadanía de esta localidad pedía explicación por la captura de don Andrés González, un ciudadano apreciado por sus iniciativas para realizar eventos culturales en beneficio de la población. A él le daban el crédito de haber participado para que a un costado de la Alameda Chicuellar se construyera lo que sería una plaza de toros y se realizaran corridas con toreros locales y de otros estados de la República, así como peleas de gallos y juegos de azar.
El trato tan cruel que le dieron los soldados fue lamentable en virtud de que lo habían aprehendido en la congregación de Boca del Monte, desde ese lugar lo llevaron hasta Comapa, atado de manos y descalzo lo exhibieron en la plaza pública para después fusilarlo sin darle la oportunidad de defenderse de las acusaciones que lo señalaban como simpatizantes de los maderistas y mantener comunicación por correo con el licenciado José María Pino Suárez.
La represión se configuraba debido a que se tenía la sospecha bien fundada de que existía el “Club Anti releccionista”, convocado por don Aquiles Serdán, a través de propaganda secreta que mantenía con varios simpatizantes de esta región. Los agentes del gobierno allanaron el negocio de don Andrés Avendaño, conocido como “La Integridad”, avenida tres, esquina calle 11, sitio donde se realizaban las asambleas para organizarse contra la dictadura.
No obstante, de las precauciones tomadas por los complotistas, de quemar el archivo con la documentación que delataba a muchos de ellos. Fueron tomados varios prisioneros, a los que enviaron castigados a las plantaciones de henequén en el Estado de Quintana Roo. La represión obligó a que los simpatizantes tuvieran que huir a las comunidades o a otros municipios donde no los reconocieran.
La lista que traían las autoridades con orden de arresto era contra, Francisco Alba, Luis Temis, Fernando Salazar, Antonio y Manuel Contreras, Julián Bobadilla, Cecilio Balcazer, Juan N. Tontle, Gaudencio Hernández y Juvencio Luna. Pertenecientes a la clase media, ya que se dedicaban a trabajar en talleres de relojería, zapatería, panadería o sastrería. Fueron perseguidos hasta que la revolución tomó forma en la Constitución de 1917.